Por: Valeria M. Torres Nieves
En mi búsqueda de cómo podía adentrarme al campo periodístico y crear conexiones, recordé que hace dos años, estudiantes de la Escuela de Comunicación (COPU) de la Universidad de Puerto Rico retomaron el capítulo de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ, por sus siglas en inglés) en nuestro recinto de Río Piedras. Solicité y fui aceptada. Era la oportunidad perfecta.
El 17 de octubre del acontecido 2020, por fin, me iniciaba. Ese día tuve varias diligencias y terminaría con la tan esperada actividad que me daría la bienvenida oficial a una familia de personas comprometidas con un mismo norte: brindar información veraz a nuestra ciudadanía. Pero, me quedé dormida. A eso de las 5:57 de la tarde me levanté por los mensajes en mi teléfono. Era la directiva recordándonos que la iniciación era a las 6:00 p.m.
Me levanté rápidamente. Me puse un mameluco y peiné mi cabello. Para mi suerte, las personas no fueron tan puntuales, por lo que pude maquillarme un poco antes de que abriéramos nuestras cámaras. En tiempo récord, quedé lista para presentarme ante mis nuevos colegas.
Entre los pequeños cuadros que aparecían en la pantalla de mi computadora, reconocí varios rostros, muy galantes, por cierto. Algunas personas eran mis amistades; otras, con quienes tomé clases medulares de Comunicación; y, otras, simplemente las vi en el recinto. Era como dar un paseo por la Torre Norte de Plaza Universitaria, donde reubicaron a COPU luego del huracán María. Les veía y saludaba, a veces hablábamos de cómo nos iba en las clases o en la vida. Pequeñas cosas que dábamos por sentado antes de la COVID-19. En este Google Meet revivimos cotidianidades, pero a distancia.

Cuando comenzó la actividad, Stephanie Vick, una de las caras conocidas y la coordinadora de eventos del capítulo, nos dio una bienvenida inclusiva. Esto empezaba bien. Me confirmó que ser parte de la NAHJ, aparte de conectar con colegas, es representación y amor, no solo al periodismo, sino también a la cultura y el idioma que nos une como hispanos/as/es. Luego, nos habló Adriana Díaz Tirado, quien pasó la presidencia a Kassandra Sención Cintrón. Nuestra actual presidenta se dirigió a las/os nuevas/os integrantes con pasión, disposición y entusiasmo por este nuevo reto. Debo admitir que fue contagioso.
Justo después recibimos en nuestras pantallas a Mariliana Torres Pagán, nuestra mentora. Muchas de las personas que nos iniciábamos en esta maravillosa asociación, nos criamos viendo a Torres Pagán en los noticiarios. Ahora, sentirla tan cercana y saber que podríamos aprender de su experiencia, incrementó la emoción.
El momento de la verdad llegó. Tocaba oficialmente juramentar como miembros de la NAHJ y comprometernos a defender nuestra profesión y nuestra cultura hispana, para lo cual Diana Ojeda Rivera y Danelys Estevez Dávila, nuestra vicepresidenta y nuestra secretaria, respectivamente, nos ayudaron recitando las palabras que sellaron el acuerdo con NAHJ y su causa. Luego, pasamos a una de las partes que más añoré que fuese presencial, el encendido de velas. Esta vez no estuvimos en el Centro Universitario con velas reales, sino que enviamos nuestro GIF de vela favorito para simbolizar la luz que nos guía en nuestro futuro individual y colectivo. Ese chat de Whats App se inundó de brillo y muchas llamas, aunque Paola Ortiz Pinto, nuestra tesorera capitular, optó por tener una vela real que nos hizo sentir el calor del compromiso y responsabilidad.
En medio de la emoción, la historiadora de nuestro capítulo, Yarelys González Boria , nos comunicó que nos hicieron unos carnés de prensa. Tengo que admitir que fue mi momento favorito de la noche. Sentí que ya era oficial, nos hicimos parte de la prensa puertorriqueña. Naylie Vélez Figueroa, encargada de las Relaciones Públicas, mencionó nuestros nombres, uno por uno, en orden alfabético. Cuando llegamos a la uve, pasó un clásico que me acompaña desde la escuela elemental. Hubo cuatro personas con el mismo nombre: Valeria.
Para seguir oficializando nuestra entrada a la profesión, nos saludaron, de manera obviamente virtual, periodistas que representan la calidad de periodismo que aspiro ejecutar. Ellas fueron Ivette Sosa, Adriana de Jesús Salamán y Celimar Adames Casalduc. Además, la directora de iniciativas de NAHJ-Next Generation, Leslie-Anne Frank, nos saludó en español. Eso me recuerda que este es un espacio con cabida para todas las personas latinas que aspiran a comunicar en los medios.

Ya para cerrar, tocaba nuestro “after party”. La directiva proyectó una tabla que nos dividía en grupos y nos conectamos a otra vídeollamada. El propósito era que, aunque a distancia, nos conectásemos con nuestros colegas de una manera más casual. Yarelys, la líder de mi grupo, nos preparó unos juegos de trivia en Kahoot. Fue divertidísimo y gracioso. Luego, jugamos Among Us, mi primera y única vez. Puedo decir que afortunadamente no perdí. Es válido. Fue el primer paso perfecto para comenzar a crear las conexiones a las que aspiré cuando solicité ser parte de la NAHJ. Asimismo, el resto de las y los miembros se conectaron a través de House Party, haciendo adivinanzas, mímicas e interpretando canciones famosas en un karaoke virtual. La señal no impidió que las sonrisas emanaran de parte de mis colegas periodistas.
Ese 17 de octubre fue un bálsamo dentro de este año de transformaciones. El 2020 nos detuvo del tren de la cotidianeidad para pensar, en mi caso, sobre qué quiero y qué estoy haciendo para lograrlo. Quiero hacer periodismo, por fin lo sé. Es en lo que soy buena y, a la misma vez, aporto a una sociedad más justa y democrática, en la que todas y todos estemos representadas/os. Me complace saber que la NAHJ y mis colegas comparten la visión.